Yeguada Alma Castiza

Caballos de pura sangre árabe (P.R.A.) de la línea pure spanish y caballos de pura raza española (P.R.E.)

Imprinting 1. Doma natural.


Prefiero esperar a que el potro haya mamado
antes de empezar la manipulación.

Dando por supuesto que ya tenemos claro que el caballo debe ser un amigo al que queremos enseñarle una serie de cosas para poder disfrutar conjuntamente de esa amistad, ha llegado el momento de explicar algunas de las técnicas que empleamos en lo que se ha venido llamando Adiestramiento Natural. Tanto en el capítulo como en los siguientes iré desarrollando una pauta de adiestramiento que vengo utilizando desde hace varios años y que me ha dado buen resultado. Veremos las distintas actuaciones sobre el potro desde sus primeros días de vida hasta que lo podamos montar con total calma y tranquilidad.

Una de las preguntas que me hacen con más frecuencias es ¿En que momento debemos empezar con el adiestramiento del potro? En realidad el momento para empezar el adiestramiento no es muy importante, se puede obtener los mismos resultados con potros que se inician a los 3 años como con los que se inician con sólo días de vida. Pero si es cierto que cuanto antes empecemos el adiestramiento más rápido y fácil nos será montar al potro por primera vez.

Lo importante es que el potro llegue a ese momento en las mejores condiciones físicas y psicológicas para poder afrontar el ser montado. Para ello es esencial que haya llevado una vida lo más natural posible, es decir en libertad y en contacto con otros caballos. La intervención del hombre en esos tres primeros años de vida puede ser muy positiva o muy negativa. Cuando algún amigo me dice que tiene un potro en el monte para domar cuando tenga tres años, y me pregunta que debe hacer mientras tanto, siempre le digo que nada, pues así me aseguro de que el potro, que si bien llegará sin saber nada, no tendrá malas experiencias que afectan de forma determinante su doma.

Pero si podemos, es muy beneficioso ir habituando al potro progresivamente a todo aquello que se va a encontrar en el momento que vayamos a montarlo, siempre y cuando siga viviendo en libertad y junto a otros potros.

Si tenemos los conocimientos necesarios o podemos recurrir a un experto, puede ser muy beneficioso iniciar el adiestramiento del potro durante sus primeros días de vida. A esa fase del adiestramiento muchos la conocen como Imprinting.

El Imprinting en los potros es conocido sobre todo por la obra del Dr. Robert. M. Miller “Imprint Training of te new born foal”, es decir el entrenamiento del potro recién nacido basado en el imprinting. El Imprinting del Dr Miller, veterinario californiano que trabajaba con grandes yeguadas de purasangre, está desarrollado buscando la habituación del potro a una serie de circunstancias que para Miller son fundamentales dada su condición de veterinario, así los habitúa a soportar todas aquellas actuaciones que el veterinario puede necesitar hacer con un potro, además de muchas otras. Con esto lo que quiero decir es que el sistema del Dr. Miller no es el único adecuado, sino que cada uno de nosotros podemos crear nuestro propio sistema siempre y cuando tengamos en cuenta una serie de conceptos fundamentales.

En este capítulo me referiré al sistema del Dr. Miller constantemente, pues es su sistema el más conocido. Científicamente el Imprinting se conoce en patos, gansos y en otras especies de aves, que por las condiciones en las que nacen retienen en su cerebro la primera imagen que ven más grande que ellos al nacer, que se mueve y la identifican con su progenitor. No está probado en cambio que en los mamíferos se de tal circunstancia. Lo que si está probado es que los individuos que el potro ve en las primeras horas posteriores al parto los relaciona como miembros de la manada. Tras unas horas, la aparición de extraños provocará temor en el potro quien reaccionará huyendo de quienes pueden ser posibles depredadores.

En los caballos como en otras especies se da la circunstancia de que deben aprender en muy corto periodo de tiempo todo aquello que será necesario para su supervivencia. Toda la información recibida en este periodo se asimila con gran velocidad y queda fijada en la memoria del potro para toda su vida. El objetivo del imprinting es aprovecharse de la gran capacidad de retención de los potros durante los primeros días de vida para enseñarles todo aquello que creamos puede sernos útil en nuestra posterior relación con ellos a lo largo de lo años venideros.

El Dr. Miler diferencia cuatro fases distintas en su método: 1ª Asociación con las personas. 2ª Desensibilización y 4ª Sumisión. Como veremos estas técnicas pueden resultar bastante agresivas sobre el potro. A diferencia del Dr. Miller, creo que no es necesario buscar la sumisión del potro, sino su confianza en nosotros, queremos que aprenda que cuando esta con nosotros todo resulta agradable. En cualquier caso es cierto, que aplicando estas técnicas puede llegarse a la sumisión, por lo que hay que hacerlo de la forma más suave posible.


Sujete la madre, una vez tranquila espere
a que el potro se acostumbre a mi
presencia y sea el quien se acerque a mi.

Antes de iniciar el entrenamiento, el adiestrador debe contar con un ayudante que se ocupe de la madre. Ésta debe estar sujeta por el ramal pero permitiendo que en todo momento esté en contacto con su potro, así además de que los dos estarán más tranquilos, no se interferirá demasiado entre la yegua y su potro. El Dr. Miller inicia la primera sesión en el momento mismo del parto, antes de que el potrillo se haya puesto en pié. Yo personalmente creo que no es lo más adecuado interferir entre la yegua y su potro en un momento tan temprano. No sólo porque es un momento de gran intimidad entre ambos, sino también por que en la naturaleza ese momento nunca es compartido por el resto de la manada. Cuando llega el momento del parto la yegua se retira un poco del grupo y no se incorpora al mismo hasta que el potro puede ya correr junto a los demás miembros de la manada. Además he comprobado que si esperamos unas horas a iniciar el entrenamiento del potro los resultados no son peores que si lo hacemos en el mismo momento del parto. Otra razón importante por la que creo que es conveniente esperar es que tras el parto durante unos minutos el potro sigue unido a su madre por el cordón umbilical, por el que fluye sangre de la yegua al potro. Si aparecemos en esos instantes podría suceder que la madre se levante antes de tiempo rompiendo el cordón antes de que la transfusión se haya completado adecuadamente.

Si conocemos a la yegua y sabemos que nuestra presencia no la incomoda podemos estar presentes durante el parto, siempre en un segundo plano y sin interferir entre la madre y su potro.

Yo suelo esperar hasta que el potro se ha puesto en pie y ha mamado por primera vez, con lo que me aseguro que el potro no va ha ser rechazado por su madre que ya le deja mamar. Es cierto que las técnicas empleadas son más fáciles en el momento del parto cuando el potro todavía está débil y tumbado en el suelo, pero la verdad no suponen ningún problema esperar un poco. Después de mamar el potro se tumbará a descansar y es ese un buen momento para acercarnos a él por detrás y arrodillándonos tras su dorso empezaremos la manipulación.


Colocado de rodillas tras el potro le giro la cabeza hacia mi y nos olemos por primera vez, así empezamos a conocernos.


Introducimos los dedos en los orificios
nasales hasta que el potro lo acepta con
tranquilidad.


Desensibilizando la zona de la cincha.

A la vez el potro nos ve como un individuo aceptado dentro del grupo por su madre, lo que le tranquiliza, empezaremos un proceso de desensibilización de todo su cuerpo, con el objetivo de que cuando el potro esté crecido acepte sin reparo alguno ser tocado por todas partes. Este nos permitirá su manipulación desde el primer momento sin problemas con lo que evitaremos muchos traumas y accidentes que sufren los potros cuando por alguna razón se les debe tratar sin entrenamiento previo, ya sea por el veterinario, por el herrador, etc …

Empezaremos colocándonos de forma que se el potro quiere levantarse no pueda hacerlo y nos permita una total manipulación. Lo que pretendemos es que el potrillo se relaje totalmente durante la manipulación, por lo que no podremos parar mientras este no este totalmente relajado. Esta técnica tiene el riesgo que si durante la manipulación el potro se resiste y nosotros interrumpimos la manipulación el potro aprenderá lo contrario de lo buscado, si se resiste terminará la molestia. Si el potro aprende que la resistencia le da buen resultado tendremos a un caballo que siempre probará a resistirse ante cualquier estímulo buscando quitárselo de encima. Si en cambio el potro aprende que una vez relajado el estímulo es agradable, siempre buscará esa relajación ante estímulos nuevos.

Empezaremos acariciándole por la frente, luego pasaremos al resto de la cabeza, orejas, hocico, interior de los hollares, interior de la boca, etc. El objetivo es que el potro se deje acariciar absolutamente todo el cuerpo. No hay que tener prisa, cada potrillo necesita su tiempo, unos se relajarán antes que otros, lo importante es no cesar la manipulación de cada zona hasta que el potro esté totalmente relajado. Con la manipulación de la cabeza facilitaremos la colocación de la cabezada, del bocado, las revisiones dentales, etc.

Luego pasaremos al cuello, luego a la zona de la cruz y todo el dorso hasta la cola que deberá frotarse también por debajo. Después la zona del hombro, pecho y costillas, dedicando especial atención a la zona donde colocaremos la cincha, así como la zona abdominal. Este es un buen momento para desinfectar el cordón umbilical. En esta fase es importante no desensibilizar las zonas donde vamos a aplicar las ayudas con las piernas, pues en ese punto queremos que el caballo sea lo más sensible posible.


Aprovecharemos para limpiar
el cordón umbilical.


Golpearemos repetidamente en los cascos
simulando el golpe del martillo.


Damos la vuelta al potro con cuidado.

Tampoco nos olvidaremos de manipular la zona genital antes de empezar con las extremidades. Empezaremos frotando las manos y los pies sin olvidarnos de flexionar las articulaciones, tanto los codos como los corvejones repetidamente hasta que no encontremos resistencia alguna.

Luego flexionaremos por el menudillo hasta ver que se mueve sin tensión, pasando entonces a los cascos. Es interesante simular el proceso de herraje, para ello podemos hacerlo con la palma de la mano o con algún martillo preferiblemente no metálico.

Golpearemos sucesivamente en la planta de cada casco hasta que el potro se relaje totalmente.

Llegado a este punto tenemos que dar la vuelta al potro intentando que no se levante y repetir todo el proceso por el otro lado. Hay que tener muy presente que el potro no relaciona lo sucedido antes con ese lado, por lo que para él la experiencia es absolutamente nueva. Por lo que no podemos confiarnos en que va ha aceptar rápidamente la manipulación pues ya la conoce de antes.

En esta primera sesión pueden introducirse diferentes elementos, tales como esquiladoras, esprays, bolsas de plástico, difusores de agua, etc. Podemos habituar al potro a todo aquello que creamos necesario.

Es importante que las sesiones no sean excesivamente extensas. Debemos marcar el tiempo en función de la resistencia del potro, no queremos que el potro termine agotado. Al terminar el potro debe estar completamente relajado y aceptar con gusto nuestra presencia, para ello es importante que durante toda la manipulación tratemos al potro con suavidad evitando emplear más fuerza de la estrictamente necesaria. Como se ve en las fotografías se puede realizar la manipulación prácticamente sin tener que sujetar al potro si este está relajado.

Una vez concluida la primera sesión dejaremos al potro descansar y volver a mamar para que reponga fuerzas antes de la próxima sesión.

 

 

 

Imprinting 2. Doma natural

Como recordaréis al concluir la primera sesión de Imprinting dejamos al potro descansar y esperamos a que volviera a mamar para reponer fuerzas antes de iniciar la segunda sesión. La segunda sesión podemos realizarla el mismo día que la primera dejando transcurrir unas seis horas o al día siguiente, dependerá del potro, pues para la segunda sesión debe tener fuerzas suficientes ya que a diferencia de la primera la manipulación del potro la realizaremos con éste puesto en pie.

 

Como sabéis el potro recién nacido pasa casi todo el día tumbado durmiendo, y a diferencia de los adultos, no es capaz de descansar de pie, por lo que la sesión no debe exceder de 15 minutos. Si en este tiempo no hemos podido concluir, pararemos para que el potro pueda descansar y continuaremos una vez haya repuesto fuerzas. Es importante tener esto bien presente, y no sólo cuando el potro es pequeñito, sino en cualquier fase de la doma de un caballo. Si el potro está cansado va a ser incapaz de aprender, por lo que es una tontería insistir e insistir. A mayor insistencia mayor estrés provocaremos en el animal. En este caso no aprenderá más que resulta desagradable el trato con nosotros.

Tenemos que intentar que el potro se encuentre siempre a gusto cuando estamos con él.

Imprinting potro

» FOTO 1.
Coloco mis brazos alrededor del potro sin tocarle al principio. Cuando él se mueva hacia delante se encontrará con mi brazo que lo frenará y lo mismo sucederá si se mueve hacia a tras, pero si está quieto mis brazos no lo tocan. Así aprende que para sentirse a gusto no debe querer escaparse de mí.

 

Podría parecer que cuando lo manipulamos tan pequeño el potro no puede sentirse bien, pero no hay que olvidar que esas nuevas experiencias despiertan su interés y si somos capaces de recompensar sus buenas reacciones, sus avances, el potro disfrutará. La mejor prueba de ello es que cuando nos aproximemos al potro para la siguiente sesión éste se acercará voluntariamente. Si su experiencia hubiese sido desagradable sin duda nos rehuiría.

En esta segunda sesión repetiremos la habituación, y añadiremos la sensibilización. En cuanto a la habituación, volveremos a tocar al potro por todo su cuerpo pero esta vez con el potro en pié. Esta vez le levantaremos las manos y los pies y volveremos a simular los golpes en los cascos que en su día hará el herrador. También empezaremos a sensibilizar al potro a responder a las ayudas.

Siempre que sea posible el trabajo debería hacerse en pareja, uno sujeta al potro y el otro realiza la manipulación. De esta forma es más fácil y el potro se siente menos restringido. Si no es posible hacerlo entre dos puede hacerlo uno sólo pero teniendo mucho cuidado de que el potro no se sienta muy presionado evitando una lucha que no queremos. Si el potro, por lo que fuera, se resistiera, debemos aguantar la presión sobre él hasta que se habitúe y deje de resistirse. La forma más útil de retener al potro para poder empezar a trabajar es formar con nuestros brazos un pequeño corral a su alrededor rodeando su pecho con un brazo y con el otro sus posteriores.

Imprinting potro

» FOTO 2.
Coloco mi cinturón alrededor de su cuello, paso mi antebrazo por el mismo y con la mano lo sujeto por la cola. Sólo aplicaré presión en el cuello o en la cola si el potro se mueve. Mientras esté quieto no debe haber presión. El resultado debe ser lo más parecido a cuando usamos el otro sistema. (foto 1).

 

Una vez el potro esté tranquilo entre nuestros brazos empezaremos a acariciarle por todo el cuerpo como hicimos en la primera sesión. Si estamos solos, necesitaremos por lo menos un brazo para poder acariciarlo, por lo que debemos buscar un sistema que nos permita mantener quieto al potro con un solo brazo. Una solución es aguantarlo como se muestra en la fotografía.

Una vez que el potro se ha habituado a nuestro contacto empezaremos por acariciar su cabeza, incluyendo la orejas tanto por su parte interior como exterior, introduciendo nuestro dedo un su boca imitando la futura introducción del filete, y luego despacio pasaremos a su cuello hasta llegar al dorso.

Imprinting potro

» FOTO 3.
Sin necesidad de sujetar al potro la acaricio la quijada con una mano y el cuello y pecho con la otra.

 

 

Imprinting potro

» FOTO 4.

Me voy acercando despacio a las orejas hasta que pueda introducir mi dedo en su interior.

 

Imprinting potro

» FOTO 5.
Después de acariciarle el hocico y los hollares introduzco el dedo en su boca hasta colocarlo en la forma que en su día hará la embocadura.

 

Una vez que llegamos al dorso del potro, además de acariciarlo como hicimos en la primera sesión, pondremos un poco de presión en la zona donde irá colocada la montura. Es el momento de simular la colocación de la montura, para lo que hay que poner peso en su dorso y presión en la zona de la cincha.

Imprinting potro

» FOTO 6.
Con la palma de la mano abierta la coloco en la zona del dorso donde colocaremos la montura y voy aplicando presión intermitentemente hasta que el potro la acepta con total tranquilidad. En ningún caso cargo el peso de mi cuerpo sobre el dorso del potro, simplemente me limito a aplicar una ligera presión con la mano.

 

Imprinting potro

» FOTO 7.

Con mi brazo rodeo completamente la zona de la cincha y voy aplicando presión de forma intermitente hasta que el potro se relaja del todo.

 

Imprinting potro

» FOTO 8.
Con un brazo sostengo por debajo del cuello para ayudarle en su equilibrio y con la otra mano le sostengo la suya.

 

Luego pasamos a levantarle manos y pies. Para ello, debemos comprobar que el potro se encuentre bien equilibrado sobre sus cuatro patas, es inútil pedirle que levante una de ellas si no puede sostenerse sobre las otras tres. Este es un error muy frecuente al ir a levantar una de las patas del caballo. En muchas ocasiones he podido observar como se insistía para que un caballo mal equilibrado levantase una de sus manos, y cuando el caballo daba un paso para equilibrarse su cuidador le castigaba por haberse movido, sin pararse a pensar que el caballo sólo hacía aquello que le pedía. El castigo en ese momento no logrará sino que el caballo no quiera dar su mano en el futuro por que ha aprendido que haciendo lo que se le pedía era castigado.

Una vez comprobado que el potro está correctamente colocado sobre sus cuatro patas, bajaremos acariciándole por el brazo hasta llegar por debajo del menudillo. Colocaremos nuestra mano por detrás del menudillo y aplicaremos una ligera presión hacia delante, pidiendo al potro que mueva la mano hacia delante, siguiendo su movimiento natural al dar un paso. Nunca hay que pedir que levante la mano hacia arriba, pues le resulta imposible. Siempre hacia delante. A la menor respuesta del potro retiraremos la presión. No debemos pensar en agarrar su mano, en sujetarla. Buscamos buenas respuestas a nuestros estímulos. Debemos ir paso a paso y recompensar las buenas actitudes. Poco a poco llegaremos a que el potro levantará su mano y permitirá que se la sostengamos.

Imprinting potro

» FOTO 9.
Se puede observar con claridad que no agarro con fuerza la mano del potro, simplemente se la sostengo por el casco con dos dedos mientras el potro esta totalmente relajado. También se observa como el potro se apoya en la mano que tengo bajo su cuello, pues es muy joven y se cansa rápido.

 

Imprinting potro

» FOTO 10.
Mientras le sostengo por debajo del cuello, bajo mi mano por detrás del corvejón hasta llegar a la cuartilla donde aplicaremos presión hacia delante, siguiendo su movimiento natural hasta que el potro levante el pie que sujetaremos con suavidad.

 

 

Imprinting potro

 

 

Imprinting 3. Doma natural

En las dos sesiones anteriores hemos trabajado buscando la desensibilización del potro a una serie de estímulos, habituándole a que nos permita tocarle por todo su cuerpo y que nos de con tranquilidad sus manos y pies, así como que desaparezca el miedo instintivo que los caballos sienten hacia los humanos al vernos como a un miembro más de su grupo. De este modo hemos empezado a plantar los pilares de una futura relación de amistad basada en la confianza mutua.

Imprinting potro

Nos colocaremos cerca del potro y esperaremos hasta que sea éste quien se acerque a nosotros hasta tocarnos, siempre debemos dejarle a él la iniciativa. Tiene que poder elegir.

 

El objetivo de la tercera sesión del adiestramiento es introducir a nuestro potro en las ayudas que en su día utilizaremos al montarlo. Para ello, debemos enseñar al potro a reaccionar ante unos estímulos determinados en la forma que nosotros queremos.

Esta tercera sesión podemos realizarla a las 24 horas del nacimiento del potro, momento en el que ya está plenamente coordinado y tiene un buen control de su cuerpo.

Empezaremos repitiendo los pasos de las sesiones anteriores para reforzar lo ya aprendido, pero esta vez toda la manipulación la realizaremos con el potro puesto en pie. Le acariciaremos por todo su cuerpo, le pediremos que nos deje coger sus manos y pies y pondremos un poco de presión en la zona de la montura y la cincha.

A continuación le pondremos la cabezada de cuadra. En la vida de un potro, normalmente éste es el primer momento en que empiezan sus problemas con la gente, cuando se le quiere poner por primera vez la cabezada. Si el potro no se la deja poner con total tranquilidad es que no está preparado para ello, es que no hemos realizado correctamente los pasos anteriores. Es muy importante cuando trabajamos con caballos, no olvidar nunca que el caballo no nace aprendido, es decir, que cuando le queremos enseñar algo hay que hacer precisamente eso, enseñárselo, y no forzarlo. Si para ponerle una cabezada asustamos al potro, lo presionamos demasiado, lo atamos por su cuello hasta inmovilizarlo, o lo cogemos por la fuerza dentro de la cuadra hasta ponerle la cabezada, lo único que aprenderá nuestro potro es que las personas somos muy peligrosas. Deberíamos preguntarnos que sentido tiene poner una cabezada a un potro, lo que normalmente se hace para ponerle un ramal y llevarlo con nosotros de un sitio a otro, si para hacerlo hemos producido un animal que tendrá pánico de nosotros a quien no le apetecerá nada ir con nosotros a ninguna parte. Si lo hacemos por la fuerza, si lo que queremos conseguir es demostrar nuestro dominio sobre él, en vez de una relación de amistad basada en la confianza tendremos una relación de dominación basada en el miedo.

Imprinting potro

Después de acariciarlo con la cabezada se la acerco colocándome yo detras de su cabeza.

 

Debemos olvidarnos por completo del concepto del dominio cuando tratamos con caballos. Un caballo no quiere ser dominado. El caballo, y mucho más el potro quiere ser guiado, acompañado, asistido por alguien en quien confía que le ayude a superar situación de temor o incertidumbre. Si observáramos un poco más a nuestros caballos veríamos como cuando en un grupo de caballos domésticos, en los únicos en que hay relaciones de dominio, pues no pasa en los salvajes, veríamos como los miembros del grupo no quieren estar con el que se muestra dominante. El dominante nunca el líder. Si nosotros queremos tener la confianza de nuestro potro tenemos que olvidarnos por completo del dominio y buscar convertirnos en su líder.

Pues como decía, el momento de ponerle la cabezada es fundamental. Hay que hacerlo con el potro completamente relajado. Si éste nos permite de verdad que le toquemos por todo su cuerpo estando suelto, no tendremos ningún problema para poner la cabezada por primera vez.

Imprinting potro
Imprinting potro

Introduciremos el hocico en la cabezada y sin prisa dejaremos que se acostumbre a su tacto.

Imprinting potro
Imprinting potro

Ataremos la cabezada por detrás de su nuca ajustándola suavemente.

 

Para hacerlo, cogeremos la cabezada y le iremos acariciando con ella por todo el cuerpo hasta que se acostumbre a su contacto. Hecho esto, la acercaremos a su cara y mientras que con una mano lo acariciamos por toda la cara, con la otra se la colocaremos sin brusquedad. Colocada la cabezada volveremos a repetir las caricias por todo su cuerpo.

Imprinting potro

Con la cabezada puesta volvemos a acariciarlo por todo el cuerpo.

 

A continuación pasaremos a sensibilizar al potro, esto es, le aplicaremos una serie de estímulos buscando como respuesta una serie de reacciones muy concretas. Le enseñaremos a ir hacia delante, ir hacia atrás, movimientos laterales de su grupa y de su espalda.

Para ir hacia delante aplicaremos presión con nuestra mano por detrás de su muslo de forma intermitente y en el momento exacto en que el potro inicie el movimiento hacia delante retiraremos la presión. Para parar, simplemente colocaremos nuestra mano en su pecho si presionarlo, sólo como si fuera una barrera infranqueable lo que hará que el potro se pare.

Imprinting potro

Con mi mano por debajo de su muslo presiono suavemente hasta que el potro inicia su movimiento, tengo preparada la mano por debajo de su pecho para pararlo.

 

Si queremos que retroceda es cuando aplicaremos presión en su pecho, siempre de forma intermitente hasta que obtengamos la respuesta que buscamos.

Para introducir las futuras ayudas de los pies, colocaremos una mano por debajo de su cuello, y con la otra presionaremos de forma intermitente en la parte trasera de su flanco hasta que desplace la grupa hacia nosotros. Este ejercicio hay que realizarlo por los dos lados. Esta es la forma de tener control sobre sus cuartos traseros, aspecto este muy importante para iniciar todo el trabajo pie a tierra.

Imprinting potro


Con mi mano en el lateral de su cara puedo girarle la cabeza para que cambie de dirección.

 

Imprinting potro


Realizo presión intermitente con mi mano hasta que el potro mueve hacia mí sus cuartos traseros.

 

Imprinting potro


Repito la misma operación por el otro lado.

 

Si tuviéramos que señalar lo más importante, sin duda sería el momento en que hay que quitar la presión sobre el potro. En el preciso instante que el potro inicie el movimiento en la dirección deseada debemos quitar la presión. Ese es uno de los motivos por los que hay que ejercer la presión de forma intermitente y no continua, ya que si lo hacemos así cuando el potro empiece a moverse no tendemos que quitarla, bastará con no volver a aplicarla. El otro motivo es que a una presión continua el potro se acostumbra, perdiendo sensibilidad, por lo que a veces nos obliga a poner una presión mucho más fuerte para conseguir el movimiento pedido. Lo que estamos buscando es una respuesta positiva ante la menor presión posible.

Si conseguimos estas reacciones de nuestro potro estamos ya preparándolo para ir a ramal tema este en el que consistirá el próximo capítulo.

Imprinting 4. Doma natural

En el capítulo anterior mostramos como poner la cabezada a nuestro potro por primera vez, así como le introducíamos en las ayudas más básicas. En este capítulo intentaré explicar como enseñar al potro a ir del ramal.

Como en las anteriores sesiones, empezaremos reforzando lo ya aprendido hasta ahora. Esperaremos a que el potro se acerque a nosotros, lo acariciaremos suelto, levantaremos sus manos y pies y le podremos la cabezada.

El momento de enseñarle a ramalear, puede coincidir también con el destete. En muchas ocasiones en que nuestro potro no nace en casa sino en el monte, no tendremos contacto con él hasta el momento de destetarlo. Este es un buen momento para ponerle la cabezada y enseñarle a ir del ramal. Cuando separamos al potro de su madre, éste se encuentra muy perdido y es realmente fácil para nosotros sustituir de algún modo a su madre. Podemos transmitirle la confianza y seguridad que ha perdido con la separación. En capítulos posteriores dedicaré alguno a explicar con detalle como realizar el destete para que sea lo menos estresante posible.

Las fotografías de este capítulo son de un potro que ya conocemos de capítulos anteriores, al que no se enseñó en su día a ir del ramal, si bien si se le puso la cabezada. Aprovechamos el momento del destete para enseñarle a ramalear.
Aunque el potro permita que le pongamos la cabezada, siempre empiezo con una cuerda en el cuello, pues es mucho más fácil para el potro y menos peligroso. Si hemos trabajado con el potro los pasos anteriores, no tendremos ningún problema para pasarle una cuerda por el cuello. Si en cambio es un potro de más de seis meses que no está tocado también es más fácil que intentar ponerle la cabezada.

En el caso de tener un potro cerril, lo colocaremos dentro del picadero redondo y utilizaremos una cuerda lo suficientemente larga para que una vez colocada en su cuello el potro pueda llegar hasta el cercado sin que la cuerda se tense permaneciendo nosotros en el centro.

La mejor manera de realizar el lazo es utilizando una cuerda que tenga una anilla o un mosquetón grande, que cuando se destense se afloje el lazo inmediatamente.

Doma de potro


Foto 1._ Clavado en el suelo aguanto con firmeza la cuerda sin tirar de ella hasta que el potro cede a la presión.

 

Lazado el potro, como digo, nos colocaremos en el centro del picadero y dejaremos que el potro se mueva con la cuerda en su cuello hasta que se acostumbre a ella sin tirar nunca de la misma. Es importante evitar la tensión. Cuando el potro se halla acostumbrado a tener la cuello en torno a su cuello, fijaremos nuestra mano con firmeza, sin tirar de la cuerda, hasta que ésta se tense. No demos tirar nunca contra el potro, sólo mantenernos quietos hasta que el potro deje de tirar. En el mismo instante en que el potro deje de tirar la cuerda se aflojará. Debemos pensar que nosotros actuamos como si fuéramos un árbol al que está atado el potro. Si nosotros tiramos de la cuerda el potro luchará contra nuestra mano, y así empiezan los problemas. Si tenemos en cuenta que la cuerda es lo suficientemente larga como para llegar hasta el límite del picadero el potro no va a tirar mucho de la cuerda.

Doma de potro


Foto 2._ En cuanto el potro cede la cuerda se afloja, y el potro va acercándose a mí poco a poco.

 

Doma de potro


Foto 3._ El potro vuelve a tensar la cuerda y yo sigo sin moverme y sin tirar de la cuerda.

 

Doma de potros


Foto 4._ Le acaricio agachado así puede verme y olerme sin problemas.

 

 

Doma de potros


Foto 5 y 6._ Levanto sus manos.

 

 

Doma de potro


Foto 7 y 8._ Levanto sus pies.

 

Si hemos trabajado con el potro este momento no es nada complicado, ya que él no tiene ningún problema para acercarse a nosotros. Con la cuerda en su cuello repetiremos una vez más ejercicios ya conocidos, le acariciaremos y levantaremos sus manos y pies.

En este punto le ponemos tranquilamente la cabezada de la forma en que explicamos en el capítulo anterior, y empezaremos a enseñarle a no tener miedo de las cuerdas, para lo que le pondremos pequeños desafíos. La idea es acostumbrar al potro a tener cuerdas por todo su cuerpo y a no asustarse de ellas, así le pasaremos cuerdas de forma progresiva por su lomo, luego la ataremos como si fuera una cincha, luego por encima de sus corvejones y para terminar rodeando todo su cuerpo.

Si el potro está tranquilo, puedo intentar ejercicios más complicados. Con ejercicios como éste podemos evitar con facilidad multitud de accidentes que se producen con las cuerdas.

Doma de potros


Foto 9._ Con cuerdas por su cuello y por encima de los corvejones rodeando sus cuartos traseros le pido al potro que me siga.

 

Doma de potros


Foto 10._ Pongo cuerdas rodeando sus manos y pies, de forma que no estén muy apretadas por si el potro se asusta, pero dificultando sus movimientos mientras le doy un poco de grano para que relacione su situación con algo agradable.

 

Doma de potros


Foto 11._ Le invito a que coma, para lo cual tiene que desacerse del lío en que se encuentra.

 

Acostumbrado el potro a las cuerdas, ataremos el ramal por a la cabezada, lo pasaremos por encima de sus corvejones y lo pasaremos por la anilla de la cabezada donde va el mosquetón pidiendo entonces al potro que nos siga. Para ello es importante avanzar a la vez que le pedimos al potro que avance. El se coordinará con nosotros. Si le pedimos que avance estando parados delante suyo no lo hará.

Doma de potros


Foto 12._ Le pido avance mientras inicio el movimiento. Véase como el potro y to movemos los pies a la vez.

 

Doma de potrosDoma de potros


Foto 13 y 14._ Cuando el potro me sigue desaparece completamente la presión y el ramla está completamente destensado.

 

Para pedirle que ande tiraré de forma intermitente del ramal que pondrá presión intermitente por detrás del potro, haciendo que éste evitando la presión se ponga en marcha. Todos hemos visto alguna vez como los caballos se plantan si nos ponemos delante de ellos tirando del ramal. No podemos enseñar a un potro a seguirnos obligándole mediante la fuerza. El luchará contra la tensión continua en su cabezada y el resultado muchas veces es que se levanta de manos y cae para atrás lesionándose a veces de gravedad.

Una vez que el potro nos sigue con confianza y tranquilidad podemos quitar el ramal de sus cuartos traseros y colocarlo directamente en la cabezada.

En el próximo capítulo mostraré como le enseñaremos al potro a estar atado y a ir de reata detrás de otro caballo.

Imprinting 5. Doma natural

En este capítulo trataré de mostrar como suelo enseñar a los potros a estar atados.

Como hemos visto en los capítulos precedentes, cuanto antes empecemos a enseñar al potro más rápido aprenderá, y esto es también válido, como es lógico, para enseñar al potro a estar atado.

Antes de empezar a atar al potro debemos tomar algunas precauciones, pues si el potro no está previamente entrenado a ir del ramal atarlo puede ser muy peligroso, pues como sabemos la reacción natural de un caballo cuando se encuentra amenazado es salir huyendo, y si estando atado se asusta de algo tirará como un loco de la cuerda intentando huir. Además no podemos olvidar que el simple hecho de encontrarse atado, sin posibilidad de escapar corriendo, ya supone una situación de miedo para el caballo al no poder utilizar su forma más instintiva de defensa que es la huida.

Muchos de los accidentes más graves se producen cuando se ata a los caballos las primeras veces, sin haberlos preparado previamente para ello. Es muy fácil que el potro se asuste y empiece a tirar de la cuerda, si ésta o la cabezada se rompen el caballo puede caer y desnucarse. Si cae violentamente sobre sus cuartos traseros puede lesionarse seriamente la pelvis o los corvejones. Para evitar el riesgo de lesiones no basta con asegurarnos de que el equipo esté en buenas condiciones y no se rompa, pues al tirar con violencia el caballo puede sufrir lesiones permanentes en el cuello, sobre todo si está atado demasiado bajo. En este caso también puede enredarse con la cuerda en sus manos pudiendo sufrir quemaduras o fracturas. También debemos asegurarnos que atamos al caballo a un objeto que no se rompa, pues si el poste al que lo atamos se rompe el caballo lo arrastrará en su huida con el riesgo de que le vaya golpeando. Una vez fui testigo de cómo un caballo que estaba atado al banco de un parque se asustó y salió huyendo arrastrando el banco tras de sí, la cuerda se le enredó en las patas y el banco le golpeó con fuerza en los corvejones causándole lesiones irreversibles.

Como precaución para evitar accidentes suelo observar siempre una serie de reglas que considero básicas a la hora de atar un caballo.

Punto 1.- No dejo atado nunca a un caballo, tenga la edad que tenga, si previamente no está entrenado a ir del ramal y no tirar.

Punto 2.- Me aseguro de que la cabezada, cuerda y mosquetón estén en buen estado no sea que se rompan.

Punto 3.- Ato siempre al caballo haciendo un nudo que se deshaga simplemente tirando de la cuerda para casos de emergencia. Suelo llevar siempre encima un cuchillo por si he de cortar la cuerda en caso de que no se deshaga el nudo.

Punto 4.- Ato al caballo dejando cuerda suficiente para que pueda mover la cabeza y así ver lo que le rodea, pero no muy largo para evitar que se enrede la cuerda en sus manos.

Punto 5.- Lo ato bastante alto, a la altura de la cruz o un poco más arriba. En caso de que el caballo tire con fuerza las lesiones que podría hacerse en su cuello serán menos graves que si está atado bajo y tira hacia arriba.

Es evidente que podemos enseñar al potro a estar atado y a ir del ramal a cualquier edad, pero como decía al principio las ventajas de hacerlo durante sus primeras semanas de vida son muchas. El potro aprenderá mucho más rápido en este momento. Además es mucho más fácil de controlar en caso de que tire de nosotros, y si tenemos la mala suerte de que ocurra un accidente se hará menos daño ahora que es más ligero y flexible que más tarde cuando sea más fuerte y pesado.

Como decía, antes de atarlo me aseguro de que el potro sabe ir del ramal sin tirar, pero me aseguro de que es capaz de ir del ramal en línea recta. No me basta con que el potro me siga del ramal a uno u otro lado, ni siquiera en círculos pequeños. La cuestión es que el potro haya asimilado que ante cualquier presión del ramal debe ir hacia delante en línea recta, aunque sólo avance un paso.

Para empezar el entrenamiento le pongo la cabezada al potro, cojo el ramal y me planto en medio del picadero como si fuera un poste al que está atado el potro. Si el potro tira de la cuerda me mantengo firme hasta que da un paso adelante, entonces la cuerda se destensará desapareciendo la presión sobre la cabezada. De este modo el potro aprende por sí mismo que en cuanto avanza hacia la presión esta desaparece y en cambio continúa si tira de la cuerda. Conseguido esto pediré con pequeños tirones intermitentes que el potro se acerque, hasta que lo haga automáticamente.

Doma de potro

Foto 1._

Doma de potro

F oto 2._

Doma de potro

Foto 3._

Doma de potro

Foto 4._

 

F O T O G R A F I A S

FOTO 1._ Me coloco como si fuera el poste donde atamos al potro y sujeto el ramal con firmeza hasta que deja de tirar.

FOTO 2._ El potro viene hacia mí y la cuerda se destensa.

Para enseñar al potro a estar atado realizaremos los mismos ejercicios que muestran las fotografías 1 y 2 pero con el ramal atado a la cabezada en vez de colocado alrededor del cuello.

Una vez que el potro ha aprendido a ir hacia delante cuando siente que el ramal se tensa, el potro está preparado para el siguiente paso. Para atar al potro utilizo la cámara vieja de una rueda de coche. Al ser elástica y resistente cederá ante los tirones del potro sin romperse. Busco siempre un lugar donde el potro no se pueda hacer daño, como una pared plana. Si tengo que atarlo al poste de una valla intento tapar los huecos entre los palos para que no pueda meter sus manos y hacerse daño. Ato la cámara al poste y paso la cuerda por la cámara.

FOTO 3._ Paso una cuerda larga por la cámara y me coloco detrás del potro. Tiro muy despacio de la cuerda hasta que se tensa.

Ato la cámara al poste y paso una cuerda larga que me permita colocarme detrás del potro. Una vez que estoy detrás suyo, voy tirando despacio de la cuerda hasta que esta se tensa. El cuello del potro se empezará a estirar a la vez que se extiende la cámara. Por mínimo que sea el movimiento del potro hacia delante la cámara cederá, por lo que la recompensa para el potro es inmediata al reducirse la tensión. La cámara nos ayudará a que el premio sea de verdad inmediato, cosa difícil de conseguir sólo aflojando nuestra mano, ya que normalmente nuestra respuesta llega tarde. Así tenemos un refuerzo positivo inmediato. Le decimos al potro con toda claridad “dejas de tirar e inmediatamente se reduce la tensión que sientes en tu cuello”.

Al estar colocado por detrás de él prevengo que si se asusta vaya hacia atrás, pues mi presencia allí le inhibirá a hacerlo. Si aún así tirará hacia atrás no me apartaré. Muy al contrario avanzaré hacia él echándolo adelante.

Antes de dejar al potro atado sólo me aseguro de que haya aprendido bien la lección repitiendo el ejercicio las veces que sea necesario. Incluso provoco que otra persona le asuste un poco para ver sus reacciones, y no lo dejo sólo hasta que aguante atado totalmente tranquilo. Siempre que puedo ato al potro junto a su madre, pues le ayudará a estar más tranquilo. Progresivamente lo voy atando cada vez más lejos de la madre hasta que llega el punto en que puedo atarlo sin que vea a su madre.

FOTO 4._ Ato al potro a la cámara antes de dejarlo atado directamente al poste.

Durante unas semanas siempre ato al potro a la cámara antes de hacerlo directamente al poste, y nunca me alejo demasiado por si tengo que intervenir en caso de que el potro entre en un pánico.

Imprinting 6. Doma natural

Como he venido señalando el Imprinting no es, aplicado a los caballos, un concepto acotado. Por Imprinting entendemos todo aquel adiestramiento al que sometemos al potro en sus primeras semanas de vida, por lo que dependerá de cada domador lo que le quiera enseñar a su potro.

En esta serie de artículos me he centrado en los aspectos más básicos de cara a un buen manejo y posterior monta del potro. He mostrado como le podemos enseñar al potro todo aquello que creo fundamental para poder tener una relación fácil con nuestro potro, evitando tensiones y peleas entre los dos.

Hemos visto como hacer que el potro se acostumbre a nuestra presencia, a que se deje acariciar, cómo ponerle la cabezada, ir del ramal y estar atado. Por último os voy a mostrar cómo enseñar al potro a ir de reata con otro caballo, lo que nos permitirá llevar a pasear a nuestro potro por el campo desde una edad muy temprana.

Normalmente enseñaremos al potro a ir de reata junto a su madre, esto facilitara las cosas ya que el potro la seguirá de forma instintiva, pero podemos tener problemas si la madre no está tranquila y bien domada.

Antes de empezar con el potro deberemos comprobar si la yegua está preparada para este ejercicio. Puede ser que la yegua tenga miedo a las cuerdas cuando le pasan por detrás de los corvejones o le tocan en las patas. En ese caso deberemos acostumbrar primero a la madre a estar tranquila con cuerdas por todo su cuerpo, pues sería un desastre si se asusta de la cuerda estando el porto atado.

Iniciaremos el ejercicio en el picadero redondo o en un corral. Montaremos en la madre y sujetaremos el ramal del potro con nuestra mano derecha colocando al potro al lado derecho de su madre. En ningún caso debemos atar el ramal del potro a la montura, pues si el potro o la madre se asustan podría ser peligroso. Hay que tener en cuenta que el potro todavía está muy tierno y los tirones bruscos le podrían causar graves lesiones. Cuando enseñamos a un potro de dos o tres años a ir de reata las técnicas son diferentes, pero sobre esto hablaremos en capítulos posteriores.

Doma de potroFoto 1.- Sujetamos el ramal con la mano derecha sin atarlo a la montura.

Lentamente pediremos a la madre que avance uno o dos pasos y luego pararemos pidiendo al potro que haga lo mismo, siempre iniciaremos el movimiento lateralmente hacia la derecha. La idea es mantener al potro dentro de un círculo.

Foto 2.- Inicio el movimiento lateral girando la yegua hacia el potro.

Doma de potrosDoma de potros

Si fuera necesario podemos utilizar un lazo que colocaremos por detrás de la grupa del potro para animarle a ir hacia delante. En este caso cogeremos el ramal y las riendas con la mano izquierda y el lazo con la derecha. Cuando el potro avanza le pido a la madre uno o dos pasos más, y así vamos avanzando hasta que el potro coge la idea de seguir avanzando junto a su madre. No se trata de arrastrar al potro, sino de que nos siga. Si no quiere avanzar le pediremos que lo haga con pequeños tirones del ramal que haremos de forma intermitente, molestándolo hasta que inicie el movimiento, a la vez que nos ayudamos del lazo por detrás.

Doma de potrosDoma de potros

Foto 3.- Utilizamos un lazo que colocamos en la posición que se observa en la fotografía.

Doma de potrosDoma de potros

Normalmente el potro no tardará mucho en seguir a su madre tranquilamente por el perímetro del picadero en ambas direcciones. Conseguido esto repetiremos todo el proceso colocando al potro al otro lado de su madre, pues como sabemos el potro necesita aprender las cosas por ambos lados.

Tras dos o tres sesiones reforzando lo anterior podemos introducir giros hacia el lado contrario de donde se encuentra el potro, ochos, etc. Cuando iniciemos los giros hacia el lado contrario al potro es muy importante que éste mantenga su cabeza cerca de la cruz de su madre, pues no queremos que en el giro se cruce por detrás de la yegua, pues nos daría con la cuerda y puede resultar peligroso.

Foto 4.- Debemos evitar siempre la situación de la fotografía, pues si el potro tira con fuerza la cuerda puede herir al jinete.

Doma de potrosDoma de potros

Doma de caballosLuego iniciaremos el trote y posteriormente el galope. Uno de los motivos por los que siempre empiezo en el picadero redondo o dentro del corral, es por que puedo colocar al potro entre la yegua y el cercado, con lo que evito que tenga demasiado espacio para escaparse.

Foto 5.- El potro empieza entre la madre y la cerca.

Una vez que el potro ha aprendido a seguir a su madre con suavidad y sin tirones, aceptando de buen grado los cambios de ritmo, es el momento para salir al campo. En el campo las posibilidades son infinitas. Podemos ir introduciendo las dificultades que queramos progresivamente, empezaremos por subidas y bajadas, en las que aprenderá a hacerlo al ritmo que nosotros queramos, pasaremos por charcos, tapas de alcantarillas, por encima de troncos caídos, etc …

Doma de potrosOtra técnica que podemos utilizar en este momento es la de poner una cuerda que pasando por la cabezada de cuadra rodea al potro y se ata en la cabezada, el resto lo usamos como ramal. Esta técnica que es muy útil para enseñar al potro a reunirse, sólo podremos utilizarla cuando el potro ya vaya bien siguiendo a la madre. La longitud de la cuerda tiene que ser la correcta, ni muy tirante que no pueda moverse ni muy suelta pues no ejercería presión alguna. La forma que el potro recibe la presión hace que meta bien sus cuartos traseros y baje un poco su nariz, empezando a ir reunido. La presión es inmediata en sus cuartos traseros lo que hará que el potro no se pare y no se separe de la madre.

Doma de potrosFoto 6.- Con la cuerda fija dentro del picadero para que se acostumbre. Fijarse bien en la posición de la cuerda.

Foto 7.- Con la cuerda fija paseando por el campo.

Enseñar al potro a ir de reata no es sólo muy útil para poder ir a pasear con el, sino que casi sin darse cuenta el potro puede aprender muchísimas cosas que nos serán
Doma de potrosde gran utilidad cuando empecemos a montarlo. Uno de los principales problemas con que nos enfrentamos a la hora de montar un potro por primera vez es acostumbrarle a vernos por encima suyo. Una de las causas más frecuentes por las que los potros se botan las primeras veces que los montamos es por que se asustan al ver al jinete por encima de la línea de sus ojos. Al llevar al potro de reata nos colocamos en relación a sus ojos en una posición muy similar a la que tenemos cuando lo montamos, por lo que el potro se va habituando poco a poco a vernos por encima suyo. Desde esa posición también lo podemos ir acariciando en su cabeza y cuello, así como en su dorso y grupa, incluso podríamos pasar nuestra pierna por encima del lomo. Poco a poco habituaremos al potro a vernos y sentirnos en una forma muy similar a cuando lo montemos.

Foto 8.- Aprovechamos nuestra posición para acariciar al potro desde arriba.

Doma de potrosDoma de potros

En los paseos debemos introducir siempre el juego como sistema de aprendizaje, por lo que cuando lleguemos a un sitio seguro podemos soltar al potro y que corra libremente alrededor de su madre. Aprovecharemos cada vez que se acerque para acariciarlo, incluso puedo pasar mi pierna por su lomo.

Doma de potrosFoto 9.- El potro corriendo libre o jugando con la madre.

Como habéis podido comprobar, sobre todo los que ya tenéis experiencia con potros recién nacidos muchas de las cosas que he explicado es lo que se ha venido haciendo por multitud de personas que han criado sus potros en casa. Básicamente el Imprinting es acostumbrar al potro a nuestra presencia y a nuestro trato, que se deje acariciar y llevar de un sitio a otro con tranquilidad, por que se siente a gusto a nuestro lado. Todo este proceso puede acelerarse tal como propone el Doctor Miller en su obra “Imprint Training of the newborn foal” o se puede ir haciendo poco a poco durante los primeros meses de la vida del potro. El Imprinting creo que es muy bueno para aquellos potros que una vez nacidos se crían en la montaña sin apenas contacto con el hombre, pues lo aprendido los primeros días de vida queda en su recuerdo para siempre y facilita mucho la tarea del domador cuando lo recoja con tres años. Para los potros que criamos en casa el Imprinting puede resultar incluso contraproducente. Un potro demasiado tocado, demasiado insensibilizado o que se haya criado aislado de otros caballos y sólo en compañía de la gente puede resultar con claros problemas de sociabilización con otros caballos, así como mostrar una evidente falta de respeto por el espacio ajeno, tener tendencia a morder etc. No debemos olvidar que nuestro potro es un animal salvaje y que para su correcto desarrollo tanto físico como psicológico necesita vivir en libertad y en compañía de otros caballos de los que aprenderá a comportarse como caballo.

 

Yeguada Alman Castiza - Granada

 

Alma-Quina

   

 

Última actualización: 22 de Diciembre de 2010

 

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